La forma que acaricias en mi mente cada vez que te escucho, no puedo dejar de pensar en cómo sería llevar mis difusos sentimientos al nivel físico, hacer explícito todo lo implícito, separar cada sensación, aislando alguno de tus sentidos, el simple hecho del roce de tu piel cerca de la mía es para mí otro nivel.
Verte en movimiento, verte como sonríes, cómo miras, poder observar como fumas, para mí esto entra en los preliminares sexuales, cuando el amor es amor, se degusta desde el primer buenos días hasta el último buenas noches, cada cosa para mí es un deseo por cumplir. Desgasto tus fotos, cada poro de tu piel, cada pelo, cada centímetro de tu ser, lo tengo estudiado, me produce placer el sonido de tu voz, me lo imagino cerca, en mis oidos, me siento atada de pies y manos, retociéndome repleta de sudor, tu voz en mi oído llamándome.
Cada vez que suena mi teléfono pienso en cómo estarás, si serás tú. ¿Me habré paseado de nuevo por tu mente? ¿Necesitarás leer online y sentirte un poco mejor? No llego a ser como desearías pero mientras seamos desconocidos todo es tan utópico. Ardo en deseos de eliminar esa barrera. Pero el miedo al cambio en mi es tan atroz que al final perderé todo aquello que siempre pedí en mis deseos más profundos, eres tan perfecto que seguirás siendo irreal.
Todo es cíclico, y yo sólo estuve arriba muy poco tiempo. De nuevo veo desde abajo todo diferente, mientras me retuerzo, mientras pido más, mientras te llamo, mientras la respiración se entrecorta, con gemidos, susurros, pequeñas risas juguetonas, lamentos, llantos, silencio absoluto, y te llamo... ¿estás ahí? Regresa, por favor vuelve, te espero, te busco, he cambiado la canción, no te sumerjas otra vez, otra vez no...



