viernes, 26 de junio de 2015

PROSOPAGNOSIA

Miedo a volver a verte, a tenerte cara a cara, cada mañana que el calor del sol me queme la cara y me recuerde que vivo fuera de todo lugar, nada a que llamar hogar.


Camino por las calles infestadas de seres vivos capaces de sonreír y odiar al mismo tiempo, me cruzo con miradas que trato de evitar, la prosopagnosia me hace que no pueda identificar a quién sonreír y quién simplemente se ríe por costumbre.


Ya he vuelto a quedarme en silencio, inerte, con un libro en mi mano, mil preguntas por hacer y la sensación de seguir siendo un designio de vida. ¿Por dónde puedo empezar? 


Agarro fuerte mi lápiz y quedo en silencio largo tiempo, no sé qué poner, no sé a qué hablar ni de qué, me quedé vacía, una lucha inagotable de poder hacerlo y las respuestas negativas antes de formular la pregunta, incesantes lágrimas saladas en la comisura de mis labios acabaron por sellármelos.


Salgo a pasear y veo personas riendo y hablando, para mí es extraño todo, pero atrayente, me gusta ver cómo a pesar de sus bajezas, se distraen fingiendo sentir una felicidad plástica exacerbando sus ilusiones de parecer lo que no son en realidad, pero parecen tan distraídos que quiero perderme yo también.


Me siento en un bar, me pido una cerveza, me meto en mi cabeza de nuevo, entre laberintos esquematizados, la aplastante lógica en mí hace que repase minuto a minuto los últimos años, sentimientos, reacciones, olores, otra cerveza, repaso cada palabra mal dicha, repaso cada cosa que no debí hacer, momentos punzantes y agónicos.


Otra cerveza, esta vez no consigo poner más sentimiento, me gusta, olvidar entre tragos amargos, y sonrío, no recuerdo tu cara, me gusta, me gusta saber que si te cambias de camiseta no puedo saber quién eres, me gusta olvidar mientras me mece la embriaguez, todo toma un color, y nada es oscuro.


Enciendo un cigarro, y pido otra cerveza, no quiero comer nada, pero cada vez entra mejor, me gusta su sabor y comienzo a pensar de forma disparatada, todo tiene que encajar, nada está puesto al azar, nada sucede por casualidad, todo está relacionado. he de encontrar una sucesión de hechos que me permita ver el futuro.


Continúo con mi puzle, y sigo bebiendo cerveza, no quiero seguir pensando, ya no quiero seguir teniendo lógica... quiero que mis pensamientos sean tan turbios como tu cara.